lunes, 16 de marzo de 2009

cárcel

Ayer fui a la cárcel.
He eludido ese momento desde que en junio pasado mi sobrino entrara en prisión. Le he visto bien, de buen ánimo. Se ha adaptado al ritmo y a las costumbres del módulo libre de drogas y tenía tanto ánimo como sus padres o su novia. Quizás eran ánimos fingidos, no lo sé.
Y había eludido ese momento porque la última vez que comí con mi sobrino estaba empeñado en contarnos a todos los comensales un chiste de maricones y le mostré mi malestar que, tras esa visita ha variado poco hacia los hombres de esa parte de la familia.
El caso es que el trago que uno pasa cuando entra en un recinto rodeado de rejas, alambres, guardianes, cámaras. No fue nada comparado con la homofobia institucional y familiar que tuve que padecer una vez más.
Cuando visitas por primera vez a un preso tienes que identificarte llevando el libro de familia que demuestre el parentesco. Ingenuamente pensaba que llevando mi libro de familia, donde aparecían mis padres, al ser estos coincidentes con los abuelos del preso estaba todo solucionado, pero no es así. Me lo explicó el funcionario reiteradamente diciéndome que mi libro de familia lo único que demostraba es que yo estaba casado con mi mujer (sic) pero no que fuera el tío de mi sobrino. Ante mi cara de estupefacción lo repitió hasta dos veces más cuando yo intentaba explicarle que no tenía mujer, lo que tuve que gritar para que dejara de oírse a sí mismo, esto provocó el silencio de inmediato de toda la fila que se agolpaba tras nosotros y el sonrojo y vergüenza de mi cuñado que no sabía si reír o llorar.
Dar por supuesto algo que ha sido habitual hasta el momento no es tan grave y el mismo funcionario se disculpó. Pero al entrar en la cabina de comunicación con el preso sucedió otro acontecimiento desagradable: mi cuñado le decía a su hijo que le había comprado unas zapatillas deportivas con los colores del equipo de la selección de Brasil, a saber, amarillos y verdes, y le decía que tuviera “cuidao no fuera a verlos algún preso maricuelo....”
Ni estando yo presente fue capaz de callarse Aunque milita en UGT y en el PSOE y se define como un hombre de izquierdas y progresista.

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